EL FUTURO DEL SER HUMANO

Mariano Merino


El ser humano es una especie depredadora por naturaleza. Ni siquiera podríamos hacerla similar a los dinosaurios carnívoros porque esos animales mataban al que encontraban para comérselo, no para utilizar su piel en modas ni menos mataban por el placer de hacerlo, como nuestros cazadores. Al mismo tiempo, es la especie mas creativa que jamas haya existido, por virtud de una mutación genética que hizo crecer y desarrollar su cortex cerebral y le dio la capacidad de razonar y crear.
Este ultimo atributo es el que lo condena a su autodestrucción, en forma directa mediante las armas que fabrica y usa, o en forma indirecta por sus efectos desastrosos en su manejo del entorno y medio ambiente. 

El ser humano de carbón, es decir nosotros, terminaremos aniquilados o extintos por obra y gracia de nuestra propia mano, y en un periodo que a lo mejor no pasa de un siglo mas. Quien vendrá a reemplazarnos? El hombre de silicio, la maquina.

No debería preocuparnos mucho. Nosotros mismos somos una especie de maquina, y si le damos a las proteínas la importancia que tendrán el acero y otros materiales en el futuro, estaríamos equivocando el enfoque. El hombre de silicio sera fabricado a partir de otros materiales, no del carbón como lo fuimos nosotros. Eso presupone todo un desarrollo tecnológico, el que estamos viviendo en estos momentos.

Existen varios proyectos corriendo actualmente para definir y construir el hombre “que vendra”. Unos parten de concebir al ser humano como un mero habitante de un mundo mental, el extremo de llegar a concebirlo como un holograma. Otros se abocan a desarrollar la inteligencia artificial, haciendo funcional el aspecto físico y morfológico. En el primer enfoque, el Avatar Project es un avance importante, que ya ha definido sus hitos en términos de tiempo.

La primera etapa es el Avatar A, ubicado entre el 2015 y el 2020, que seria la etapa “primitiva” en esta visión. Se trataría de construir un robot con nuestra morfología (o la que se desee), el que seria manejado y controlado a control remoto. Algo de esto es lo que presento la película Avatar. Con los avances de la robotica y la aplicación electrónica, ya estamos en esta etapa, y ya se esta utilizando en la reposición de miembros perdidos o amputados.

La segunda etapa es el Avatar B, ubicado entre el 2020 y el 2025. Aquí estamos hablando de trasplantar el cerebro humano a otro depositario (otro humano u otra maquina) luego de terminada la vida, y así seguiríamos viviendo. El cine nos mostró esta posibilidad en la película Juegos de Guerra, en la que la mente del protagonista estaría almacenada en un computador, el que interactuaria con el portante. En estos momentos ya existe la tecnología para llevar a ejecución esta visión, y es muy probable que ya caminen entre nosotros los primeros Avatar B.

Las tercera etapa es el Avatar C, ubicado entre el 2030 y el 2035. Hablamos de un organismo artificial, con un cerebro cibernetico, al que se le trasplantaría la mente del sujeto una vez terminada su vida terrenal, o antes si se deseara y la sociedad lo permitieran. También el cine nos mostró esta posibilidad, en la película Yo Robot, inspirada en un cuento de Isaac Asimov. Esta etapa permite dos variantes, o un trasplante de experiencias humanas a un organismo artificial, o el desarrollo de experiencias del propio cerebro artificial. Sea cual sea, la “semilla” experiencial tendría que ser ineludiblemente humana.

La cuarta etapa, o Avatar D, se sitúa entre el 2040 y el 3045. En este caso se trata de la no existencia real del ser humano y su entera transformación en un ente holografico, el que se activaría de manera centralizada o no por la mente humana almacenada en un dispositivo. La vertiente mas probable es que, a esa altura, ya las mentes ciberneticas tengan conciencia y estaremos hablando de que el hombre de silicio sera una nueva especie, y nosotros, los de carbón, sus creadores. La pregunta inquietante es… no estaremos replicando en 50 anos mas lo ocurrido hace unos 500.000 anos atrás, con otros actores?

Lo que es indudable es que el hombre de carbón, nosotros, desapareceremos. Nos suicidaremos como especie, y nadie podrá impedirlo. No serán los marcianos los que nos exterminaran; serán nuestras propias acciones, especialmente sobre el medio ambiente. Ni siquiera nuestros descendientes, los humanos de silicio, pelearan contra nosotros, porque no seremos su competencia ni en recursos ni en nada.

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