DOMESTICAR LA MENTE.


Cuando se le pidió a Buda que resumiera sus enseñanzas, dijo:

          "No cometer ni una sola acción negativa,
            Cultivar un tesoro de virtudes,
            Domesticar esta mente nuestra"

                   

"No cometer ni una sola acción negativa” significa abandonar las acciones malsanas, perjudiciales y negativas, que son la causa del sufrimiento, tanto para nosotros mismos como para los demás. 

“Cultivar un tesoro de virtudes” es adoptar acciones positivas, benéficas y sanas que son la causa de la felicidad.

“Domesticar la mente” Es el punto más importante. 

Buda dijo: 

“Somos lo que pensamos, y todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos creamos el mundo. Habla o actúa con una mente pura y la felicidad será el resultado”



La mente es la raíz de todo: creadora de la felicidad y creadora del sufrimiento, creadora del samsara y creadora del nirvana. 


En las enseñanzas tibetanas, a la mente se la llama “el rey responsable de todo”, el principio universal que lo rige todo. 


Tal como el gran Guru Padmasambhava dijo: “No intentes cortar la raíz de los fenómenos, corta la raíz de la mente”

Todas las enseñanzas de Buda están enfocadas hacia el entrenamiento de la mente y  a mantener el corazón y la mente puros.


 Esto empieza por la práctica de la meditación. Con ello permitimos que todos nuestros pensamientos y emociones turbulentas se sosieguen tranquilamente en un estado de paz natural.

Si dejas un vaso de agua turbia en reposo, sin tocarlo, la suciedad se posará en el fondo y la claridad del agua se hará evidente. Del mismo modo, en la meditación permitimos a nuestras ideas y emociones sosegarse naturalmente, en un estado de confort natural.


Hay un dicho maravilloso de los grandes maestros del pasado.  “El agua, si no la agitas, se aclara; la mente, cuando no se la altera, encuentra su propia paz natural”.


La causa primordial de todos nuestros problemas mentales es que pensamos demasiado.




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