TIEMPO, ESPACIO Y CONOCIMIENTO. Una Nueva Visión de la Realidad



Tenemos ilimitadas posibilidades para encontrar plenitud y satisfacción en nuestras vidas y en nuestras relaciones con los demás. Al aprender a conectarnos directamente con la esencia de nuestro ser, podemos descubrir una libertad sin fronteras que no es sólo libertad de alguna restricción exterior, sino que es en sí misma la expresión dinámica del significado y valor del ser humano
. Una vez que esta intrínseca libertad llega a ser una realidad, entonces siguen naturalmente todas las otras libertades.

Para explorar esta dimensión total y creativa de nuestra experiencia, primero necesitamos una comprensión incisiva e incluyente de nuestra situación, tanto en un nivel personal como global. Sin embargo, las situaciones son a menudo tan complejas que aunque nosotros quisiéramos actuar de la mejor manera posible, terminamos encontrándonos atrapados en frustrantes círculos improductivos. Para acciones verdaderamente constructivas, necesitamos más claridad y un conocimiento comprensivo.

Nuestra falta de este conocimiento y de esta compresión es en sí misma la raíz de nuestros problemas en muchos niveles diferentes. La mente ignorante perpetúa un sentido de separación entre nuestro mundo privado y el mundo de los otros. Esta división es muy evidente en el nivel social y, aún, en el nivel global. Mientras más desatentos llegamos a estar a los factores sociales y ambientales, más limitada es nuestra toma de consciencia de nuestro espacio y tiempo personal.

Quedamos atrapados en la complejidad de nuestra vida, y llega a ser difícil para nosotros interesarnos realmente por lo que esté fuera de nuestra esfera personal. La misma sociedad impone tantas restricciones sobre los roles que debemos representar que perdemos consciencia de los valores más profundos y de las amplias posibilidades que nos ofrece la vida. Y en vez de reconocer nuestra íntima conexión con todos los otros, creamos fortalezas individualizadas de egocentrismo, que requieren nuestra constante atención para su mantenimiento y defensa. Esta consolidación y protección del ego nos conduce a una sensación de aislamiento y desequilibrio, a una pérdida de humanidad, y así a una posterior limitación de nuestra comprensión mutua.

En nuestro intento por escapar de nuestro aislamiento, podemos sumergirnos en variadas diversiones o buscar gratificarnos con un poder personal o posesiones materiales. Sin embargo, en vez de encontrar soluciones viables a nuestros problemas, tales intentos realmente nos restringen a nosotros y a nuestras perspectivas aún más. En ocasiones, parece que vagamos en un laberinto de formalidades de superficie impermeabilizada. Perdemos la capacidad de vivenciar la presencia natural y fluida de la comunicación y del espacio, que sobrepasa todas nuestras barreras artificiales.

La desarmonía que existe en nuestras vidas se refleja en nuestros intentos por controlar el entorno y las condiciones derivadas de éste. A menudo pretendemos usar el mundo que nos rodea para nuestro personal e inmediato beneficio y comodidad sin tomar en consideración perspectivas más generales. Al proyectar propósitos tan mezquinamente construidos, creamos desequilibrios que acarrean problemas presentes y futuros tanto para nosotros como para los demás.

Los efectos de nuestras limitadas perspectivas sobre el entorno están llegando a ser cada vez más obvias. Cuando nos falta el conocimiento (y tal vez aún la motivación) para contrapesar estos efectos, simplemente maldecimos los avances hecho por la tecnología que han producido una falta de equilibrio tanto en nuestras vidas como en el estado general del mundo. Deseamos retornar a tiempos más simples y menos caóticos. Pero no podemos negar la importancia de la tecnología como un vehículo para nuestras metas y, además, ni la tecnología ni el progreso material son en sí mismos destructivos.

El énfasis en alcanzar una comprensión de la realidad y resolver problemas materiales a través de la ciencia y de la tecnología ha logrado resultados tan impresionantes y útiles que la mayor parte de las naciones del mundo han ido tras él. Pero, al hacerlo, muchas culturas están ahora abandonando sus tradiciones, siendo que éstas a menudo incluyen un discernimiento intuitivo que es necesario para una equilibrada perspectiva de vida. Estas tradiciones aún son necesarias para el éxito de las soluciones científicas a los problemas de la vida. Las más importantes naciones industriales a nivel mundial han conducido a las demás a seguir por su camino, excluyendo otros enfoques. Deberíamos ahora en forma consciente sopesar nuestra responsabilidad para restablecer un equilibrio, una integración de los progresos materiales con los más profundos valores de la humanidad. Y cuando se hayan balanceado ambas maneras de pensar, la tecnología puede ser usada como una fuerza muy valiosa y creativa.

La ciencia ha sido incuestionablemente exitosa en darnos un cierto grado de libertad general al permitirnos controlar nuestro ambiente; sin embargo, este control sólo puede satisfacernos si va acompañado de una mayor libertad individual o personal. Por supuesto que esta libertad todavía nos deja restringidos en muchos aspectos: el más notorio es una básica insuficiencia de espacio para vivir, de tiempo para usarlo y de conocimiento para disfrutarlo. Para una verdadera independencia y realización personal necesitamos entonces desarrollar una libertad interior que esté basada en un acceso abierto a esta tres dimensiones de la vida. Con una libertad convencional de movimiento y de pensamiento, podría considerarse que tal libertad interior debería desarrollarse naturalmente, pero no siempre es así.

Primero necesitamos liberar nuestra comprensión para tener acceso a nuestra inteligencia natural. Necesitamos obtener una apreciación de las oportunidades ofrecidas por el espacio, el tiempo y el conocimiento. Cuando empezamos a tomar todo esto en consideración, podemos ver que hay un espacio amplio, un tiempo liberador y un conocimiento sensitivo disponibles para nosotros. El resultado es esa libertad interior que inspira y subyace en todas las otras libertades.

El Espacio y el Tiempo no son simplemente una base o soporte para nuestros propósitos y experiencias ordinarios: ellos pueden proveer una forma muy directa de nutrición para nuestra humanidad o naturaleza humana, la que es en general nutrida sólo indirectamente a través de la persecución de gratificaciones sensoriales y emocionales. Nuestras actitudes, emociones y aún nuestras acciones son generalmente estados cerrados de ser. 

Nosotros podemos usar el conocimiento para abrir el espacio y el tiempo, y para aspirar al crecimiento y a la integración personales. La liberadora presencia del espacio y del tiempo nos muestra que dentro de todas las condiciones opresivas y estancadas hay en realidad lugar para el movimiento y el crecimiento. El conocimiento nos puede inspirar una nueva manera de ser en la cual las dificultades y los conflictos habituales que experimentamos en nuestra vida diaria también presentes a nivel mundial pueden ser vistos bajo una nueva luz; ellos no continúan pareciendo tan rígidos o imposibles de ser solucionados. A medida que estas experiencias van tomando un aspecto más abierto y transparente, seremos más naturalmente hábiles para crear equilibrio y armonía en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

Cuando abrimos nuestras perspectivas y nuestros sentidos, y aprendemos a visualizar la vida de manera holística, podemos ver que el espacio, el tiempo y el conocimiento que han establecido perímetros restrictivos sólo lo han hecho porque han sido insuficientemente desafiados, explorados y apreciados. Podemos aprender a reconocer lo que vivenciamos como que son espacio y tiempo.

A medida que nuestra percepción del tiempo y del espacio se amplia, podemos empezar a ver y a apreciar una nueva clase de conocimiento más allá de la dualidad y de las dicotomías que lo incluye todo. Con este conocimiento aprendemos a ver el interjuego de toda situación, podemos abrirnos a dejar fluir libremente nuestras energías hacia la exploración de la belleza y de los más profundos valores de la humanidad.

Una vez que nuestra perspectiva se ha abierto lo suficiente, toda experiencia puede ser vista como el juego dinámico del Espacio, el Tiempo y el Conocimiento. Su inherente belleza de apariencia, que es su danza conjunta, se despliega naturalmente delante y dentro de nosotros. Podemos entonces vivenciar en forma directa nuestro Ser, quien se expresa a sí mismo como una libertad completa y dinámica. De esta manera podemos descubrir lo que significa ser verdaderamente humano.

A medida que avanzamos en el desarrollo de nuestra facultad de apreciación, podemos empezar a ver nuestra situación en una perspectiva más global. Logramos un punto de vista mas equilibrado al contemplar el énfasis que ponemos en lo material, tanto como un discernimiento de lo que es necesario para complementar y satisfacer nuestras necesidades. Podemos entonces balancear nuestra manera de vivir. Gracias al desarrollo de una capacidad apreciativa, construida sobre una base lo más amplia posible, y a la vez enteramente flexible, toda la humanidad alcanzaría su plenitud a la vez que su unificación.

Tarthang Tulku

Traducido y extractado por Alberto Carvajal de "Time, Space and Knowledge".-Dharma Publishing

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