SER HUMANOS, PLENAMENTE. Hablando con Zhao Laoshi.



Huan Ji : Maestro, tengo un amigo que ha estudiado el uso del péndulo para detectar las lineas magnéticas de Harman y para la búsqueda de objetos perdidos, entre otras aplicaciones. Hace algunos días, me comentó que creía que el péndulo, últimamente, le engañaba. ¿Es eso posible ?

Zhao Laoshi : No es el péndulo quien engaña, como tampoco es el péndulo quien acierta. La capacidad o incapacidad para la localización de un objeto es suya, de tu amigo. Hay que abandonar la insana costumbre de acudir a alguien, o a algo, externo a nosotros, para atribuirle nuestros éxitos o fracasos.
El péndulo, las varillas, las monedas, los naipes... y otras cosas que usamos para “adivinar”, revistiéndolas, a veces, de gran misterio y ceremonia, no son otra cosa que instrumentos para la manifestación de nuestras casi ilimitadas capacidades. Las capacidades son nuestras, seamos conscientes. Unas veces aletargadas, otras empolvadas o como pepitas de oro cubiertas de tierra, están ahí, dentro de nosotros.

- ¿Qué hay que hacer para sacarlas a flote, para desempolvarlas ?

-Yo diría que nada extraordinario. Se trata de trabajar la transparencia de nuestro ser auténtico, de nuestro ser genuino, y dejarlo aflorar. No es necesario hacernos monjes ni encerrarnos en una cueva a meditar. Ese es un camino, pero no el de todos, ni siquiera el más común. Nuestro objetivo es llegar a ser humanos, en toda su plenitud. Sí, ser plenamente humanos que implica desarrollar, plenamente, todas las potencias y capacidades existentes en nosotros. Y el primer paso es la aceptación de nosotros mismos. Este paso nos lleva, como de la mano, al siguiente: ser nosotros mismos, de forma consciente. La aceptación y el conocimiento de ti mismo debe llenarte del gozo y de la alegría de ser y, en consecuencia, dedicar tu vida a ser lo que eres, en todas sus dimensiones. La pregunta que te deberás hacer a ti, al final, ha de ser esta: ¿He sido yo mismo, en toda mi plenitud?. 

-Lo de la aceptación de mi mismo, no acabo de verlo. Tengo ideas y sentimientos negativos, tengo mi parte oscura, y no me puedo aceptar con mis imperfecciones. Me suena a conformismo e impotencia. Es como si dijera: soy así, y no tengo arreglo, inútil hacer algo para remediarlo.

-No. No es así, ni mucho menos. La palabra aceptación no tiene el significado de resignación. Tu tienes limitaciones, con las que tienes que contar y aceptar, pero esa oscuridad e imperfección que te atribuyes no existe. No puedes identificarte con ellas. Tu no eres oscuridad. Tu no eres imperfección. No hay ningún mal en ti. Ni siquiera los defectos que te atribuyes son tuyos. Alguien te los ha imputado, quizás no sepas quién ni cuándo, pero es así. Piénsalo. Piensa en tu defecto principal, tu orgullo, por ejemplo. Pregúntate: ¿Soy, realmente, un ser orgulloso ?. Te lo han dicho muchas veces, cierto. Has tenido que defenderte de humillaciones, quizás. Y aceptaste que ser orgulloso te cuadraba, iba contigo, había algo positivo en ser orgulloso, y lo hiciste tuyo. Con frecuencia decimos que somos lo que los demás dicen de nosotros. Más aún, a veces decimos que somos lo que pensamos que los demás piensan que somos. Somos victimas de las opiniones ajenas y viceversa: dañamos a los otros cuando les echamos en cara sus defectos. “Tu eres....”¡cuánto daño producen los calificativos negativos que siguen a estas dos palabras!. Y ¡ cuánto bien, si son positivos !. 

Te propongo, a este respecto, un ejercicio: cuando vayas a decir algo negativo de alguien, o a alguien, ponlo en pasado. Por ejemplo: “hasta ahora, ha sido muy negativo, muy exigente”....; o bien: “ has sido, hasta hoy, un ser muy egoísta, que has ido a tu bola, que no te importaban los demás... etc”. Haz lo mismo cuando reconozcas tus defectos:“ he sido una persona egoísta, orgullosa y despreciativa....” Usa el pasado para lo negativo. Usa el presente para lo positivo. Si lo haces, te dará un excelente resultado.

- Entonces, ¿No hay nada malo en nosotros ? ¿ Somos perfectos?.

- El mal y el bien, la imperfección y la perfección, no existen, son creación de nuestra mente. Es tu mente quien te muestra tu parte oscura. Si la pones en silencio, habrá desaparecido. Si llevas tu mente al silencio, tus ideas y sentimientos negativos se apagan, no existen. Cuando te aceptas, aceptas tus limitaciones, las que conoces hasta hoy, y está bien, pero también aceptas tus capacidades ilimitadas existentes en tu ser, desde siempre. La primera consecuencia de aceptarte como eres, es la aceptación de los demás, tal y como son, es decir, con todas sus limitaciones conocidas por ti, hasta hoy, pero también con sus capacidades y potencia humana.

No veas en ti lo que has sido, mirate como un ser capaz de todo, dotado de potencia infinita no desarrollada. Mira, de la misma forma, a los demás; no te importe lo que han sido, hasta este momento, porque eso no condiciona lo que pueden ser, lo que van a ser, desde ahora. El bien y la perfección están dentro de ti y de los otros, esperando ser desarrollados. Nadie nos salva. Nadie predice nuestro futuro. Nadie nos cura, milagrosamente. Tu te salvas. Tu predices. Tu te curas. Tu eres el milagro.


R

1 comentario:

  1. Amigo Juan, todo esto esta muy bien, o como diria mi madre "esta muy requete bien," un abrazo, Angel.

    ResponderEliminar