EL PERDÓN, MÁS ALLÁ DEL TIEMPO


La noticia de la muerte de su padre conmociono a Joey. No se hablaban desde que éste había cumplido los 19 años, cuando se había cuestionado las creencias judías tradicionales de su familia. Para el padre de Joey, no podía haber mayor deshonra que sentir dudas de una filosofía honrada por tanto tiempo. Había amenazado a su hijo con terminar la relación entre ellos a menos que el aceptara sus raíces y dejara de cuestionarse.
Joey había sentido que no podía aceptar las exigencias de su padre, y abandonó el hogar para explorar el mundo. El y su padre jamas habían vuelto a hablarse desde entonces.

Fue en un pequeño café en la India en donde un amigo encontró a Joey y le transmitió las noticias sobre la muerte de su padre. Regresó de inmediato a su hogar y comenzó a explorar su legado judío. Profundamente emocionado por las nuevas revelaciones respecto a su procedencia y a la de su padre, Joey se encontró haciendo planes para realizar una peregrinación personal a la tierra en donde comenzaron las tradiciones de su familia, entonces, inició su camino hacia Israel.

Joey se encontraba en el Muro de los Lamentos en Jerusalén, parte de una antigua muralla que permaneció en pie después de la destrucción del templo, hace casi 2,000 anos. Ahí es donde los judíos ortodoxos acuden todos los días a venerar a Dios, repitiendo las palabras de las mismas oraciones que han sido declamadas por siglos.

Joey le había escrito a su padre una nota, declarandole su amor y pidiendole perdón por el dolor que le había causado a su familia. Siguiendo la costumbre, había planificado dejar su nota en una de las muchas hendiduras y grietas que se han ido formando, con la caída del cemento, entre las piedras. Fue entonces, cuando Joey encontró el lugar justo para dejar su nota, que algo increíble ocurrió, algo que no tiene explicación racional ante los ojos de la ciencia occidental tradicional.

Tan pronto Joey colocó su nota en el muro, otro papel cayo de repente de entre las piedras, aterrizando justo a sus pies. Era una oración que otra persona habia escrito y colocado en el muro, semanas o quizás meses antes. Cuando Joey se agachó a recoger el papel enrollado, lo embargo una extraña sensación. Cuando abrió la nota y comenzó a leer su contenido, reconoció la escritura,  ¡era la de su padre! La nota que Joey sostenia en sus manos había sido escrita por su padre y había sido depositada en el muro antes de su muerte. En ella, el declaraba el amor por su hijo y le pedía perdón a Dios. En algun momento de un pasado no muy lejano, el padre de Joey habia viajado exactamente al mismo lugar en donde su hijo se encontraba en ese preciso momento.


En un giro irónico de sincronismo, su padre había colocado su oración exactamente en el mismo lugar del muro en donde había permanecido hasta el momento en que Joey llego allí.

¡Que historia tan poderosa! ¿Cómo pudo haber ocurrido algo tan extraordinario? Obviamente, debe haber algún tipo de comunicación entre las realidades y los mundos. Joey vive en el dominio del presente que llamamos "nuestro mundo." Aunque su padre ya no estaba vivo, el judaismo cree que sigue existiendo en otro dominio, en el hashamayim o cielo, el cual reside mas alláde nuestro mundo. Se cree que ambos dominios coexisten en el presente y estan en comunicacion mutua.

Aunque los mecanismos exactos de como llego el mensaje del padre de Joey a sus manos siguen siendo un misterio, una cosa es cierta: para que Joey haya recibido una indicacion de que su padre seguia en contacto con el, debe haber algo que los conecta, un medio que provee el contenedor de ambos dominios de experiencia. La Matriz Divina es ese medio, se ajusta a la descripcion del lugar que los antiguos llamaron cielo: el hogar del alma que contiene el pasado, el presente y el futuro.

A través del puente de la Matriz Divina, algo hermoso y precioso transpiró entre Joey y su padre. Trascendiendo el tiempo, el espacio y (en esta historia) incluso la vida y la muerte, ocurrió una comunicación que permitió que se sanaran un padre y un hijo, y que dieran por terminado un asunto doloroso. Debemos ver incluso con mayor profundidad nuestra relación con el espacio que crea el aquí y el allá, y con el tiempo que permite el entonces y el ahora, para comprender cómo ocurre esto y por qué.

Gregg Braden en La Matriz Divina

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