El
discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: «No haces más
que ocultarme el secreto último del Zen». Y se resistía a creer
las consiguientes negativas del Maestro. Un día, el Maestro se lo
llevó a pasear con él por el monte.
Mientras paseaban, oyeron
cantar a un pájaro.
«¿Has
oído el canto de ese pájaro?», le preguntó el Maestro.
«Sí»,
respondió el discípulo.
«Bien;
ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada».
«Sí»,
asintió. el discípulo.
Si realmente
has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol...,
deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).
¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción?
Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto
realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro,
entonces, por fin, has visto un árbol.
¿Alguna vez tu corazón se
ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un
pájaro?
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
No hay comentarios:
Publicar un comentario