OLAS DE UN MISMO OCÉANO

Erudición y Sabiduría

En la entrada de este blog El saboreo de la Mente, tomada del blog EXISTO"R.C." hizo el siguiente comentario, pidiendo una respuesta:
Aunque sean dos cosas diferentes, ¿alguien me podría responder si es compatible la erudición con la Sabiduría? ¿Es, el erudito, "culpable" de haber acumulado datos y conocimientos que están ahí, en su buena memoria,  para utilizarlos de una manera adecuada y práctica, cuando éstos sean necesarios, aun sabiendo que sólo son eso: Datos, y nada más que datos? Es que -si ya se le pone el cartel de "erudito"- ¿acaso, se le supone que no puede hablar jamás desde la Sabiduría? Gracias a quien me sepa responder.
Hasta hoy, no ha obtenido ninguna respuesta de ningún lector del blog. Sus interrogantes pueden también preocupar (u ocupar) a otros seguidores de este blog. Aun sin saber responder a este tema, lo intento. No como erudito, ni como sabio ¡más quisiera yo!,   como atrevido, quizás.

Se entiende, oficialmente,  por erudito el que está instruido en varias ciencias o artes, y también  el que tiene amplios conocimientos sobre algún tema.  La palabra sabio añade algo más. Se llama sabio al que posee un conocimiento profundo  sobre algo. O bien, al que posee el alto conocimiento.
Podríamos reservar la palabra sabio para calificar a quien sabe a qué sabe lo que sabe. Esto es: que ha saboreado lo que muestra saber. O, dicho de otra forma, que no habla de memoria.

Si usamos erudito como contrapuesto a sabio, la palabra erudito adquiere connotaciones negativas. No debe ser así. Aunque exista diferencia en la acepción que damos a esas palabras, no debería usarse con sentido contrario u opuesto, mejor complementario. La erudición puede servir a la sabiduría, la sabiduría puede encauzar la erudición. Una persona erudita posee muchos medios para  llegar a la sabiduría, si sabe usarlos. Una persona sabia, si es erudita, utilizará sus conocimientos para aumentar, profundizar y difundir su sabiduría.

Pasa, con mucha frecuencia, que, cuando llamamos a alguien "erudito" le ponemos una etiqueta de sabelotodo, con connotación negativa y despectiva. Mal hecho. Tergiversamos el significado caricaturizándolo incluso. Es lo equivalente al calificativo de "empollón" con el que rebajábamos al compañero estudiante que más sabía de la clase por su capacidad o dedicación al estudio.

El que lleva colgada la etiqueta de erudito no, por eso, se ha de sentir apartado de la senda de la sabiduría.
Puede que quedara excluido de la sabiduría quien,  poseído de su erudición,  hiciera alarde de ella, como valor absoluto, poniendo de manifiesto su situación de "estar lleno", que incapacita para recibir, como en el cuento de La Taza de Té  que muestra como la erudición impide la sabiduría.

Nadie es más que nadie, por su erudición. Nadie es más que nadie, por su  aparente sabiduría. Nadie es más que nadie, por lo que habla. Nadie es más que nadie, por su silencio. Por una sencilla razón: que nadie es más que nadie, por nada.
No es más el agua de la cresta de la ola que salta en acrobacia hacia el cielo, que la que se queda esperándola para recibirla, en abrazo maternal, a su retorno al océano en cuya unidad se funde de nuevo.


J.L.

1 comentario:

  1. Gracias, Jota Ele: me ha quedado todo muy claro. Y gracias también al gestor del Blog, que me consta que no "ha estado en ningún momento parado" desde que apareció esa pregunta en su Blog.

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